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Congruencia: una forma de agradecer a mi Facultad ahora mi nación

Siendo la hija mayor de una familia de elementos pocos, la educación y las ocasiones de becas siempre y en todo momento van ir de la mano. Desde el momento en que era pequeña, sentí el anhelo de mis progenitores de que uno de sus hijos ingresase en la Máxima Casa de Estudios, y con este fragué una misión. Al finalizar el bachillerato, no había duda: mi sendero era ser universitaria; tenía en cabeza ser QFB y sabía que la FES Zaragoza me daría la capacitación que había soñado. Más tarde, ingresé en el estudio en Ciencias Químicas y conseguí los grados de profesora y de doctora en Ciencias con mención honorífica, merced a las becas ahora mi familia, como desde mi niñez. La UNAM me ha nutrido, formado y construido; amplió mi visión sobre la educación en independencia y respeto, pero asimismo me ha deconstruido y puesto en compromiso; me dejó hacer mas fuerte un pensamiento plural y crítico, con vocación popular, que me preparó para ser enseñante y ejercer una profesión en beneficio de todas y cada una y todos y cada uno de los mexicanos. En 2002, inicié como académica en esta Facultad. Recuerdo el mensaje de bienvenida que me brindaron: el deber era ser formadora de expertos y ciudadanos geniales, generadora de conocimiento para ofrecer respuestas al planeta, impartir cátedra de excelencia y hallar beneficiar un vínculo con los diferentes campos de la sociedad. No parecía un enorme reto hasta el momento en que me presenté con mi primer conjunto; ciertos de mis estudiantes habían sido mis compañeros de clase o los conocía de los corredores. En ese instante, caí presente que ser enseñante universitaria significaba charlar y vivir congruentemente de mi profesión, ya que las expresiones persuaden, pero el ejemplo arrastra, era decir lo que no está bien, soportar y fomentar el cambio. Veinte años después, tengo el gusto de entender que cumplo con mi tarea y que retribuyo al conformar a relevantes profesionistas. En el mes de abril del año en curso, tuve el honor de comandar la mayor exposición del sector farmacéutico, que dio cabida a mucho más de diez mil ayudantes. Me reencontré con colegas de la primera generación a la que di clases y me sentí muy feliz al oír “aún recuerdo en el momento en que nos enseñaste y, hasta este día, lo prosigo aplicando con quienes forman mi aparato de trabajo”. Al pasar los años, merced a la trayectoria profesional que he construido a través de la UNAM he logrado ser el link entre la academia y los diferentes ámbitos de las ciencias farmacéuticas. En la actualidad, soy presidenta de 2 enormes Asociaciones Civiles, enfocadas a contribuir al avance científico y técnico, y que procuran tener un encontronazo positivo en el campo de la salud de la población. Así mismo he tenido la oportunidad de dar para un México mejor, construyendo programas y tácticas que procuran prosperar las políticas. Soy muy favorecida, he formado una familia persuadida de la excelencia didáctica de la UNAM: mis hijos son universitarios, como los progenitores, quienes pensamos que la educación es clave. jóvenes, dando permiso consolidar sus sueños. De ahí que, les invito a sumarse para hallar el anhelo de considerablemente más hogares.

Académica universitaria, presidenta de la Asociación Farmacéutica Mexicana A. C. y de la Asociación de la Farmacopea estadounidense Mexicanos A. C.