Durante dos años, cada uno de nosotros hemos vivido en el círculo de nuestros propios santuarios interiores, dejando el mundo grande y ancho en el exterior. Ahora el mundo está tratando de regresar sigilosamente, arremolinándose con incertidumbre y abrumándonos con la rapidez con la que se mueve, pero en lugar de tratar de seguirle el ritmo o preocuparme por quedarme atrás, elegí dar un paso al frente y concentrarme en solo un día, un día perfecto en la tormenta…

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