En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santurrón. Amén. Cristo, Rey nuestro. Venga tu Reino! Oración preparatoria (por ponerme en presencia de Dios) Jesús, gracias por ese instante que me obsequias por poder estar contigo. Solo tú sabes de qué forma he debido pasar para lograr llegar a estar en tu presencia. Conoces bien todas y cada una mis peleas, victorias y derrotas. Conoces bien todo cuanto me sucede, en tanto que jamás te has distanciado de mi lado. Ayúdame a percatarme de que eres el amigo que jamás me deja, el Padre mucho más amoroso que me espera y anima siempre y en todo momento. Incrementa mi fe en ti, Señor. Ayúdame a entender percibir tu voz ahora mismo de oración y jamás dejes que pierda de vista que Tú siempre y en todo momento andas junto a mí. Amén. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del san Evangelio según san Marcos diez, 2-16 Por ese momento, se aproximaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «Le resulta lícito a uno ¿hombre divorciarse de su mujer?». Él les respondió: «¿Qué les prescribió Moisés?». Ellos respondieron: «Moisés nos dejó el divorcio a través de la distribución de un acta de divorcio a la mujer». Jesús les ha dicho: «Moisés les prescribió esto, gracias a la dureza del corazón de nosotros. Pero desde el comienzo, al crearlos, Dios los logró hombre y mujer. De ahí que el hombre dejará al padre ahora la madre y se unirá a su mujer y van a ser los dos solo una carne. Tal es así que por el momento no son 2, sino más bien solo una carne. De ahí que, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre». Ahora en el hogar, los acólitos le volvieron a preguntar sobre esto. Jesús les ha dicho: «Si uno se separa de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se separa de su marido y se casa con otro, comete adulterio». Tras esto la multitud llevó a Jesús a unos pequeños a fin de que les tocara, pero los acólitos procuraron evitarlo. Al notar esto, Jesús se disgustó y les ha dicho: «Dejen que los pequeños se aproximen a mí y no se lo impidan, pues el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no va a entrar». Entonces cogió en brazos a los pequeños y les bendigo imponiéndoles las manos. Palabra del Señor. Medita lo que Dios te afirma en el Evangelio El día de hoy, Jesús, me afirmas que lo que Tú has unido, no lo separe al hombre. Al oír tus expresiones me viene inmediatamente la verdad del matrimonio, pero pienso que el día de hoy me invitas a agrandar mis horizontes, a conocer que el matrimonio no es lo único que Tú has unido y no deseas que absolutamente nadie lo separe. Inmediatamente después de argumentar la excelencia del matrimonio a tus acólitos, te procuraron arrimar a unos pequeños, pero los acólitos lo impedían. Te enfadaste, ¡y con razón! Tú habías unido ahora el Reino de los Cielos, tu infinito amor, con esos pequeños, y los acólitos procuraban separarlos. ¡Qué enorme verdad me revelas en este pequeño ademán! Tú deseas estar conmigo, junto a mí, y no deseas que nada, ni absolutamente nadie, me separe de Ti. Jamás me has descuidado y jamás lo vas a hacer. Siempre y en todo momento vas a estar junto a mí, si yo te lo dejo. Has amado juntar… lo que Dios ha unido, que no lo separe al hombre. Jesús, ayúdame a separarme jamás de tu lado, tal como Tú jamás te apartas de mi. «El interrogante es sobre el divorcio, sobre el matrimonio: para ellos, el matrimonio semeja ser “se puede o es imposible”; hasta qué punto debo ir hacia adelante, hasta qué punto no. Jesús va arriba y llega hasta la creación y charla del matrimonio que quizá sea la cosa mucho más bonita: “Desde el principio de la creación, Dios los logró hombre y mujer; de ahí que, el hombre dejará al padre ahora la madre y se unirá a su mujer y los dos se transformarán en solo una carne. De esta manera por el momento no son 2, sino más bien solo una carne”. Es fuerte lo que afirma el Señor. Dios los creó desde el comienzo de esta manera y no afirma “son solo un espíritu, un solo amor”, no: “una carne”, ¡exactamente es imposible dividir esto! Pero deja el inconveniente de la separación y asiste a la hermosura del matrimonio, a la hermosura de la pareja que ha de estar unida». (Homilía de S.S. Francisco, 25 de mayo de 2018, en santa Marta). Diálogo con Cristo Esta es la parte más esencial de tu oración, disponte a hablar con bastante amor con Aquel que te quiere. Propósito Propónte un personal. Lo que mucho más amor implique en contestación al Amado… o, si piensas que es lo que Dios te solicita, vive lo que se te recomienda ahora. Hoy procuraré sostenerme unido a Dios rezando alguna jaculatoria en todo el día y voy a hacer una oración particular por los matrimonios que tienen adversidades. Despedida Te ofrecemos gracias, Señor, por todos tus provecho, a ti que vives y reinos por los siglos de los siglos. Amén. Cristo, ¡Rey nuestro! Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Suplica por nosotros. En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santurrón. Amén.
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ORACIÓN
Señor nuestro y Dios nuestro, te ofrecemos gracias por el sagrado don del matrimonio. No dejes que nos apartemos de tu luz y palabra, para ser dignos hijos tus. Resguarda a todos y cada uno de los matrimonios ahora sus hijos, en especial a los que pasan por adversidades y opínan en separación o divorcio. Que el cariño, reforzado por la felicidad del sacramento del matrimonio, se manifieste mucho más fuerte que cualquier debilidad. Haz que cada familia se transforme en santuario de la vida y del amor.
Muy santa Virgen María, Madre nuestra, te suplicamos que intercedas por todas y cada una de las mamás embarazadas y sus hijos que están por nacer, singularmente por las que piensan en abortar, ayúdales a hallar a Jesús por el sendero del amor y la realidad y dales consuelo. Te lo solicitamos por tu hijo Jesucristo, nuestro Señor.