Aristóteles fue el primero que hace veinticuatro siglos meditó de una manera sistemática sobre la ética. Y lo logró sin prejuicios, libre de ataduras a ninguna iglesia, creencia o escuela que condicionara la búsqueda de la realidad. Su legado intelectual fué esencial en la filosofía de todas y cada una de las temporadas y en la civilización de Occidente.
Solo hay que asomarse superficialmente a los medios para ver que la preocupación por el bien (qué es, dónde está, de qué manera se ingresa, de qué manera lograrlo) es de la máxima actualidad: nos escandaliza la proliferación del bien mal, desde los abusos a los inferiores a la eventual destrucción del sistema ecológico planetario; nos desconcierta la proliferación de la patraña normalizada en internet y en la vida política; no logramos contener la corrupción en la vida pública política y económica; la crueldad contra la mujer no solo no desaparece, sino medra entre las novedosas generaciones; fracasamos de manera frecuente en la inculturación pacífica de los inferiores y llenamos las academias de morales y ciudadanías que no mejoran los desenlaces; nuestros aprecios se hacen líquidos; los jubilados se ven solos y dejados en las considerables ciudades de todo el mundo rico mientras que los pequeños son explotados sexual y a nivel económico en enormes territorios; proseguimos implicados en guerras que absolutamente nadie comprende, y destruimos países (Libia, Irak, Siria…) sin ningún sentido ni lógica alguna; la pornografía infantil y la depredación sexual de pequeños coloniza la red; etcétera.
Esencia persistente y fachada dinámico
La esencia se identifica con la substancia de las cosas y continúa invariable. No obstante, el aspecto sí es variable. Esta división entre lo fundamental y lo aparente puede aplicarse tanto a los elementos como a los animales o la gente.
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Oposición al pensamiento platónico
Tres géneros de saberes
En la teoría jerárquica de saberes, ya que el saber puede darse en niveles diferentes. Estos son los próximos:
- El entender productivo: es el mucho más básico. Hablamos de un conocimiento técnico cuyo propósito es la fabricación de elementos útiles. Por servirnos de un ejemplo, este género de comprender es nuestro de la carpintería.
- Comprender práctico: es superior al previo y remite a la aptitud de organizar racionalmente la conducta, tanto pública como privada. Este género de entender es de carácter ético político, ya que busca la virtud y la regla de la “buena acción”.
- Comprender contemplativo o teorético: no responde a ningún género de interés, productivo o práctico, y representa la manera de conocimiento mucho más alto que lleva a la sabiduría. Este entender se refiere a la manera de ser de las cosas mismas.