La editorial del portal Univadis del pasado 5 de junio llamada “la crisis de la medicina fundamentada en la prueba”1 hacía referencia, entre otras caracteristicas atrayentes, a un hecho tan indiscutible como ineludible en el contexto económico en el que el planeta occidental está sumido: los entendimientos médicos amparados en la medicina fundamentada en la prueba (MBE) están condicionados por los intereses de tipo económico de los enormes lobbies industriales. No obstante, se puede añadir sin reparo que este corte ahora se generaba aún mucho más felizmente antes de imponerse el pensamiento metodológico de la MBE, y nos atrevemos a pronosticar que la subsistirá en el momento en que esta pierda fuerza en pos de un nuevo pensamiento médico-científico que tarde o próximamente se impondrá, por el hecho de que nada es eterno; y llegado la situacion, bien podrían ser las novedosas técnicas estadísticas que están apareciendo al amparo del nuevo Big Data, o ser la Real World Evidence donde la opinión del tolerante (Patient Centered Outcome Research2) cobre una trascendencia que la MBE no le entrega.
¿Qué es la medicina fundamentada en la prueba?
La medicina fundamentada en la prueba (MBE) es el desarrollo de revisión sistemática, evaluación y empleo de los descubrimientos de la investigación clínica para hacer más simple la administración de un régimen perfecto a los pacientes. Es esencial que el tolerante tenga entendimientos sobre la medicina fundamentada en la prueba, en tanto que esto deja tomar resoluciones mejor fundadas con relación al control y régimen de la patología. Además de esto, esto deja al tolerante tener una percepción mucho más precisa del peligro, incentiva el conveniente empleo de los métodos de decisión y posibilita la toma de resoluciones fundamentadas en la prueba por la parte del médico y del tolerante.
La medicina fundamentada en la prueba es una combinación de principios y métodos. En el momento en que se pone en práctica garantiza que las resoluciones médicas, directivas y estrategia se fundamentan en la mejor prueba de hoy de los efectos de las distintas maneras de régimen y de la asistencia sanitaria generalmente. En la situacion de los fármacos, se fundamenta bastante en la información sobre la evaluación de las ventajas y peligros (efectividad y seguridad).
¿Qué es la Medicina Fundamentada en la Prueba?
El término de medicina fundamentada en la prueba (MBE) o medicina fundamentada en las pruebas (la traducción mucho más adecuada del inglés evidence) aparece en la década de los 90 en la Facultad de McMaster, en Canadá. Se define como empleo consciente, explícito y sensato de las mejores pruebas libres en la toma de resoluciones sobre el precaución del tolerante individual. La MBE aparece de la necesidad de tener que filtrar y valorar el exceso de información médica libre para tomar resoluciones específicas sobre inconvenientes clínicos. La extensión a otras áreas de la atención sanitaria próximamente se realizó visible, ya que un administrador sanitario asimismo deberá apreciar, por poner un ejemplo, si es conveniente integrar o no una prueba diagnóstica en la cartera de servicios (en ocasiones se emplea de ahí que el término “atención sanitaria fundamentada en la prueba”). La MBE, como señala su definición, no se fundamenta solo en la información libre en la literatura científica (las «pruebas libres») sino necesita siempre del juicio o pericia clínica para adecuar esta mejor prueba externa libre a la resolución de los inconvenientes clínicos específicos según las peculiaridades del tolerante, las opciones y la disponibilidad de medios (figura 1).
La pericia clínica se compone, a estos efectos, más que nada de la capacidad diagnóstica (“ojo clínico”) y de la aptitud de adecuar los medios libres a las peculiaridades y opciones del tolerante en el momento de tomar resoluciones. Son precisos los tres elementos de la figura para una adecuada app de la MBE: sin el juicio clínico individual y la cuenta correcta de las peculiaridades del tolerante, se corre el peligro de procurar utilizar patentizas ajenas de calidad a pacientes en los que serían contraproducentes . En otras ocasiones no dispondremos de prueba de calidad para contestar a una pregunta, pero nos encontramos del mismo modo obligados a utilizar la “mejor” prueba libre adecuándola a la situación específica. La MBE nos proporciona de esta forma una metodología que, en forma de brújula, nos asiste a andar por la indecisión clínica.