Deseo que mis primeras expresiones sean de agradecimiento a la Real Academia Nacional de Medicina de España ahora la Junta Directiva por haber decidido concederme la Medalla de Honor de esta reconocida y querida Institución que tiene múltiples siglos de historia, y de la que han formado parte consagrados personalidades de este país como el dr. Gregorio Marañón o nuestros premios Nobel los Dres. Ramon y Cajal y Severo Ochoa. Sé que esta condecoración se reconoce de manera muy restrictiva, lo que me hace sentir de enorme manera honrado. No ya no es paradójico, señores académicos, que ustedes estén el día de hoy reconociendo a un licenciado en derecho que se marea en el momento en que le extraen sangre o le sube la tensión en el momento en que pisa un hospital. El día de hoy por suerte nos encontramos todos realmente bien atendidos, acompañados de académicos médicos y de muchos acólitos de Hipócrates.
Esta distinción, pese a tener carácter personal, se otorga en reconocimiento a la contribución de la Fundación MAPFRE a la optimización de la calidad de vida y la salud durante sus mucho más de 40 años de historia. De ahí que, en mi intervención, voy a hacer asimismo una ojeada veloz de lo que fué la evolución y las ocupaciones mucho más resaltadas de nuestra Fundación en temas de salud. Deseo de ahí que referirme a todas y cada una la gente que durante los últimos 43 años han creado y también impulsado las ocupaciones de Fundación MAPFRE, en especial en aquellas similares con la medicina, ya que es merced a ellos con lo que el día de hoy tengo el honor, representando a todos, de agarrar ese increíble reconocimiento. Desde el sr. Ignacio Hernando de Larramendi, máximo responsable de MAPFRE en el instante de la creación de la Fundación, continuando con los presidentes de MAPFRE que me antecedieron, Julio Castelo y José Manuel Martínez y siguiendo con los que asimismo fueron presidentes de la Fundación MAPFRE o patronos con vinculación a la medicina como Filomeno Mira, Juan Fernández Layos, Alberto Manzano, Antonio Núñez y Carlos Álvarez. Y naturalmente los cientos y cientos de usados y ayudantes de la Fundación MAPFRE que, durante su crónica, han contribuido a que esta sea una espléndida situación. Merced a todos pues hizo viable que yo, esté el día de hoy aquí, en su nombre recogiendo este reconocimiento.