Daniel Callahan, del Hastings Center, institución encargada de la investigación en bioética, mantiene en un producto anunciado en International Herald Tribune (6 abril 2000) -resumen del original aparecido en The New England Journal of Medicine (2 marzo 2000)- que frente el desenlace de la vida, es más esencial proteger que procurar sanar.
(…) Sanar, no proteger, se convirtió en el propósito primordial de la investigación biomédica, compañía que se ha acelerado velozmente a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Tras eliminar la mayor parte de las infecciones fatales, se declaró la guerra al cáncer, cardiopatías y otras patologías mortales. El incremento incesante del presupuesto de los Institutos Nacionales de Salud estadounidense son testigo del frenesí y el reconocimiento de estas guerras. (…)
Lic. Diana L. Braceras
La acercamiento en una publicación científica con un producto que problematiza la Ética (1) es una convidación a la reflexión. El creador toma el toro por las astas y expone estrictamente por dónde pasa la diferencia primordial del posicionamiento en la praxis médica:
Tenemos múltiples productos sus traducidos al español, donde logramos hallar distintas perspectivas de la bioética ahora desde sus principios:
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Desviar radicalmente la investigación y la atención médica hacia la promoción de la salud y la prevención de la patología. Esto implicaría conceder considerablemente más elementos al estudio de las formas de proceder de salud mucho más tendentes a la aparición de patologías y centrarse en de qué forma mudar estas formas de proceder.
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Localizar formas eficientes de cotejar los costos en asistencia sanitaria con los usados en otros recursos igualmente esenciales, como la educación, la creación de empleo y la protección del medioambiente.
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Entender que el racionamiento pertenece a cualquier sistema sanitario. De esta forma es en este momento y de este modo lo va a ser siempre y en todo momento. Ningún sistema puede sugerir al mundo entero todo cuanto precisa en honor a la optimización de la salud.
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Las tecnologías tienen que someterse a evaluaciones considerablemente más estrictas, y preferentemente antes que se brinden al público, en lugar de después.
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Es esencial que el cambio de un modelo infinito de medicina a otro con limite incorpore una actitud diferente hacia el envejecimiento y la desaparición. Uno y otra forman una parte del período escencial del humano, que prosigue en vigencia, más allá de que se mencionó bastante de su abolición.
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Llegar a una edad mayor, pero no vivir indefinidamente.
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Hallar una aceptable asistencia sanitaria para nuestros hijos para asegurar que asimismo ellos lleguen a esa edad avanzada.
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Vivir nuestras vidas de la manera mucho más sana viable, llevando una dieta sana, controlando el peso, sin fumar ni tomar en demasía y realizando ejercicio de manera frecuente.
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Eludir ir al médico con mucha continuidad: la capacitación de un médico le empuja a buscar cosas que fallan, y si te ofrece la posibilidad, las hallará. Prosiga el ejemplo de los nonagenarios, que semejan haber tenido pocos tratos con la medicina.
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Si, pese a nuestro empeño, enfermamos, no es requisito aguardar milagros de los médicos, si bien siempre y en todo momento nos contengan con vida mediante las tecnologías mucho más caras.
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Un sistema sanitario que trata a todos igual y distribuye una asistencia de calidad de manera equitativa.
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Una sociedad que proporciona a una aceptable educación, crea empleo, trata al mundo entero con imparcialidad y protege bien a los pobres: una sociedad sana precisa considerablemente más que un óptimo sistema sanitario para asegurar a la población una aceptable salud.