los estudios de medicina en españa en 1838 en madrid

La enseñanza de la medicina en la España del siglo XIX estuvo muy mediatizada por el convulso estado de la política en aquella temporada. De ahí que es esencial comenzar este producto con una corto síntesis de los distintos periodos políticos del siglo y de su predominación en la educación de los médicos.

A fines del siglo XVIII todavía se destaca en la ciencia de españa el espíritu de la Ilustración. Los estudios de la anatomía, la fisiología y las ciencias físico-químicas llegan a España a un instante de esplendor muy cerca del nivel de otras naciones de europa. La invasión por las tropas de Napoleón se acompaña de la llegada de médicos franceses que traen novedosas ideas mucho más modernas de las que se aprovechan varios médicos españoles. Ciertos de estos médicos, acusados ​​de afrancesados, tienen que dejar el país al lado de las tropas de Napoleón y pierden expertos de prominente nivel con el consiguiente encarecimiento de la medicina de españa.

Las ciencias médicas en la España del siglo XIX

En las líneas precedentes se han expuesto las causas de la división en periodos de la actividad científica en la España decimonónica. Según López Piñero se distinguen tres periodos (López Piñero, 1992).

1) un “intérvalo de tiempo de catástrofe”, donde sucedió la guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII (1809-1833), en el que el pensamiento ilustrado se fragmenta, apareciendo 2 reacciones contrapuestas : por una parte, quienes rechazan la renovación y la apertura en el extranjero. Por otro, los incondicionales de la europeización en el contexto de la política francesa postrevolucionaria de Napoleón, los afrancesados, y los que aseguraron la independencia política nacional, los liberales. La mayor parte de los médicos españoles abrazarían es última opción. La persecución o el exilio condujo a un grave déficit de médicos que los gobiernos absolutistas procuraron mitigar con la concesión de atribuciones facultativas a titulados de segundo rango. Por ejemplo titulaciones que cohabitaban estaban las de cirujano romancista y la de sanguinolento, siendo los Institutos de Cirugía los responsables de efectuar los exámenes. De este modo podemos encontrar que para la Real Cedula de 1804 los cirujanos latinos debían cursar en el Instituto cinco años de estudio, al tiempo que los solicitantes a sangradores debían efectuar prácticas cuando menos a lo largo de tres años con un cirujano, que emitiría un certificado aspirante pudiese efectuar el examen. De esta manera, los cirujanos romancistas podían efectuar todas y cada una de las operaciones incluyendo las sangrías, si bien no podían recetar medicaciones “internas” a las patologías mixtas o internas.

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