Publicado el 12 de julio de 2017 en Reflexiones de decepción
Tengo que decirte la verdad: no creo que me vayas a contratar. Es cierto que tengo muchas características fuertes en mi currículum. No soy la persona más burbujeante, pero soy compasivo. Hago tiempo para escuchar a los que vienen a mí y los dejo con ánimos aun cuando por dentro no siento mucha esperanza por mí mismo. A veces me enfado, pero sé perdonar. He dado desinteresadamente de mi tiempo.
Probablemente soy demasiado inteligente para este trabajo, lo que llevará a la gente a pensar que soy arrogante y elitista, pero la verdad es que he encontrado algún tipo de inteligencia digna de respeto en cada persona que he conocido.
Me estoy haciendo viejo. Sé que este trabajo ayudaría a mi autoestima. Sé que puedo desempeñarme más allá de las expectativas, pero todo lo que ves es el blanco de mi barba y las canas de mi cabello. Tal vez hayas oído rumores. Mi madre, que era una persona negativa, empieza a sonar bien cuando decía que las cosas buenas siempre van para los demás. No dejaré de creer que soy una buena persona y competente, pero la verdad es que no creo que haya ningún sitio para mí. No eres diferente de todos los otros empleadores que me han entrevistado. Tienes los mismos extraños prejuicios y preferencias por los jóvenes y las personas que saben batear una pelota de béisbol. Contratarás a otra persona que probablemente te decepcionará. Habrás perdido tu oportunidad, pero por tu culpa yo habré perdido la oportunidad de tener un trabajo por el que pueda vivir.