Se produce una tormenta de fuego, una cascada feroz, reflujo ácido.
Con furia ardiente, surge, una marea agitada,
Un dolor punzante, una situación amarga, no podemos ocultar.
Las tiernas paredes del esófago, su armadura frágil,
Bajo el ataque de la bestia, se estremece y se agita.
Una pira ardiente, una inundación fundida, nuestras gargantas sitiadas,
En oración silenciosa, buscamos un indulto, un momento de paz.
Una poción chisporroteante, clorhídrico, brebaje de la naturaleza,
El ayudante de la digestión se convirtió en un enemigo amargo, un golpe de ira.
La puerta voluble, el esfínter inferior, está torcido,
Un pestillo defectuoso, una guardia traidora, nuestro grito de guerra.
Armados con antiácidos y PPI, nos levantamos para luchar,
Contra el feroz enemigo carmesí, una vista valiente.
Con dieta, descanso y medicación, perseveraremos,
El agarre de la acidez estomacal, un dolor que se desvanece, pronto desaparecerá.
En solidaridad, estamos de pie, nuestras voces fuertes,
Un coro de cansados del ácido, una canción sincera.
La lucha es real, esta guerra gástrica, pero prevaleceremos,
Y conquistar el reflujo ácido, desterrarlo, desvelarlo.
Así que levantemos un vaso de agua, tranquila y fresca,
Para lavar las llamas del fuego, el combustible ardiente.
Juntos nos elevaremos arriba, nuestros espíritus en alto,
Contra la tormenta de reflujo ácido, tocaremos el cielo.
Una oda al reflujo ácido, escrita por GPT-4 en el día de su lanzamiento. La imagen es generada por DALLE-2.