Hace unos 6.000 años florecieron entre el Tigris y el Éufrates las primeras civilizaciones humanas, en Mesopotamia ahora se tenía un enorme conocimiento de la medicina, en verdad en el Código de Hammurabi ahora se hace una referencia intensísima a la praxis de los médicos y sus maneras de sanar. Esencialmente la patología era vista como un castigo de los Dioses por una acción impura, y sus métodos tenían mucho más que ver con el animismo que con nuestra ciencia.
Los primeros métodos realmente científicos comenzaron a realizarse en la civilización egipcia, Heródoto llegó a redactar que en el Viejo Egipto existía un médico para cada patología. Es verdad que los egipcios todavía tenían una visión teológica de la patología, pero fueron quienes comenzaron a buscar explicaciones científicas en los síntomas estableciendo el origen de la medicina.
¿De qué manera conducir los datos de salud?
Es de aguardar que las fuentes de información se multipliquen, lo que va a hacer precisa una infraestructura que aumente la aptitud de almacenaje y administración de datos. Va a ser escencial detectar la información que sea verdaderamente precisa, de calidad, adecuada y útil para la toma de resoluciones. Para esto hay en la actualidad, y desarrollandose continuo, distintas herramientas de “big data”, minería de datos y sistemas de IA (inteligencia artificial) capaces de sintetizar y priorizar información. Sumado a esto, las herramientas de facilidad de uso dejan que expertos de la salud como pacientes logren tener una visualización y manejo conveniente de la información.
Sostener la seguridad de la información de cada tolerante es primordial, tal como priorizar la utilización conveniente y el cómputo disponibilidad/seguridad y confidencialidad. Por este motivo, es precisa la adopción de consentimientos informados, que sean elaborados por equipos médicos multidisciplinares, y que salvaguarden la intimidad del sujeto. Además de esto, se deberán extremar los colectados a fin de que no se empleen como un factor para discriminar al sujeto en función de sus datos.
Los antibióticos
El hallazgo de los antibióticos puede ser el hecho mucho más importante para la raza humana actualizada. Su hallazgo dejó la prosperidad de las naciones y convirtió radicalmente los servicios de salud. El icono de los fármacos es la penicilina, que el científico británico Alexander Fleming descubrió por al azar en 1929. Mientras que experimentaba en su laboratorio observó de qué forma el moho logró remover una colonia de bacterias que medraba en exactamente el mismo plato. De este modo concluyó que el moho generaba una substancia con la capacidad de disolver las bacterias. Esta fue llamada penicilina.
El hallazgo de la composición del ADN abrió un planeta de opciones para tratar médicamente los trastornos genéticos. En 1953, los médicos James D. Watson y Francis Crick mostraron el secreto de la molécula contenedora de la información que se requiere para que el organismo viva, nazca y se desarrolle. El hallazgo explicó el mecanismo a través del que el ADN se divide en 2 hélices para reproducirse en 2 moléculas idénticas y se transformó en la base de la herencia genética. Estos descubrimientos del campo de la medicina llenan un espacio de prioridad en la red social médica mundial, por ser considerados jalones en la crónica de la raza humana, puesto que cooperaron con el avance del servicio de salud salvando millones de vidas humanas.
Vieja Grecia
En la vieja Grecia existían 2 academias de medicina: la de Cnido y la de Cuerpo, cuyo constructor y máximo gerente era Hipócrates de Cuerpo.
Antes de Hipócrates, la Medicina había sido una mezcla de empirismo y magia, influida por la visión religiosa de cada pueblo. Se creía que las anomalías de la salud eran un castigo de los dioses. Merced a Hipócrates, las patologías dejaron de tener un origen divino por considerarse fenómenos naturales, provocadas por causas ambientales.
Hallazgo de la genética y la composición del ADN
Este hallazgo, si bien parcialmente reciente, es el de los que mucho más adelantos han tolerado al planeta de la medicina. Si bien por último se le asigna a Watson y Crick el hallazgo de la doble hélice en 1953, hubo antes estimar charlar de una molécula diferente a los lípidos y proteínas ahora populares. En 1869 el biólogo suizo Frierich Miescher descubrió una molécula que se encuentra en todos y cada uno de los núcleos celulares, que más tarde sería famosa como ácido ácido desoxirribonucleico, ya que él en su instante bautizó su hallazgo como nucleico.