Florence enseñó que ser un auténtico católico es algo que se revela por medio del precaución activo y el cariño por los demás27. La vida laboral de Nightingale se alimentó de la oración, tal como de una extensa lectura y mucha lectura devocional. Ella conocía bien el Libro de Oración Común, por el hecho de que los extractos se muestran habitualmente en la correo. Ella pensaba que era precisa una vida de oración para respaldar el trabajo activo, pero que la multitud no debería vivir de manera permanente en un claustro28.
En la lectura de sus cuadernos de notas, está el misterio de aquel celo con el que consagró la vida a el resto, por el hecho de que su excepcional sabiduría se alimentó en el incesante estudio de la fe cristiana , y su historia fue, expresamente, la expresión de las opiniones religiosas. Así como lo expresa una de sus medites:
Polución de los interiores
A la baja calidad del aire exterior hay que añadir los contaminantes producidos dentro de las construcciones. «Es un inconveniente menos aparente, pero si tomamos en cuenta que, según la OMS, pasamos el 90% de nuestro tiempo en algún edificio, este aspecto tiene mayor relevancia de lo que semeja», señala Jordi Marrot, del CAATEEB. «En especial en este momento que se fomenta el trabajo a distancia y que la llamada Indoor Generation tiende a pasar considerablemente más tiempo en espacios reducidos y, en ocasiones, mal ventilados».
Estudios completados por la Agencia de Protección Ambiental estadounidense señalan que las concentraciones de los contaminantes dentro de las construcciones tienden a ser entre 2 y cinco ocasiones mucho más altas que en el exterior. Marrot enseña que ciertos materiales desarrollan unas emisiones con apariencia de elementos químicos. Tienen la posibilidad de ser disolventes que emiten compuestos orgánicos volátiles, metales como el plomo, partículas de todo género o fibras como el amianto, en ciertos casos. «Aun se detectaron mucho más de 900 compuestos químicos en los interiores de las edificaciones, y el enorme reto es garantizar que los materiales que se usan, en especial en los recubrimientos, sean biocompatibles.»
Mujer y medicina: una historia de usurpación y crueldad (Parte I)
Ana Arambilet https://jineoloji.org/es/ mayo 30, 2022 “Mujer y medicina: una historia de usurpación y crueldad” es una secuencia de productos que vamos a ir publicando en nuestra página y que examinan la narración de la mujer, la salud y la medicina y de qué forma la sabiduría ancestral de las mujeres sobre la salud fue usurpada por medio del patriarcado. Por qué razón charlamos de usurpación Desde hace tiempo, las mujeres se ocuparon de la curación. Tenían un extenso conocimiento empírico de las plantas y habilidades medicinales; su concepción holística de la vida les dejaba tener una aproximación al cuerpo humano ahora su desempeño como una integridad (no se cura un órgano para enfermar otro), y una relación de respeto y conocimiento con la naturaleza, de la que extraían los modelos para la elaboración de remedios caseros. Eran mujeres de las clases populares de la sociedad que atendían las pretensiones de la multitud y, de forma particular, del resto mujeres: conocían antídotos para la fertilidad, eran matronas y asimismo sabían y podían parar un embarazo no esperado. Sin precisar una capacitación teorética, sin precisar reconocimientos oficiales, su experiencia, su relación con el planeta natural que las rodeaba y el contacto con la naturaleza, les dejaron conseguir los entendimientos prácticos que las transformaron en sanadoras, entendimientos que después compartían y transmitían otras mujeres. Eran compañeras y cómplices de la naturaleza y del resto mujeres; su conocimiento empírico se encontraba al servicio de la red social y, más que nada, de las clases populares. Abrazaban a la multitud con su sabiduría médica y humana, provocando sociabilidad. “A mi bisabuela, la abuela de mi madre, le afirmábamos la abuela viejecita (la abuela vieja). Vivía en una vivienda que no existe, en una calle que no existe. Recuerdo que tenía un enorme saco de arpillera donde guardaba pequeñas bolsas repletas de plantas, con las que realizaba antídotos, que después las vecinas venían a buscar. Yo pienso que ella recogía estas plantas en el campo, en esa Lleida rural de los años sesenta. Su casa era pobre, su vecindario se encontraba habitado por personas fáciles”. L. T. Siglos antes estas prácticas se habían visto como algo arriesgado, algo que era preciso “satanizar”, castigar, y usurpar. La horrible persecución, el asesinato en masa que supuso la llamada “caza de brujas”, (de la que vamos a hablar en el segundo producto Brujas y médicos), no solo destrozó físicamente a una cantidad enorme de mujeres, destrozó asimismo un entender, una manera de vida , una concepción de la relación entre el cuerpo, la cabeza y la salud, todo ello en perjuicio de las mujeres y de las clases populares, y en beneficio del hombre y de las clases dominantes. La atención a la salud pasó de las mujeres (mayoritarias en este campo, si bien asimismo había sanaderos) a los hombres blancos de europa, formados en las academias, que podían posibilitarse los costos de esta capacitación. El ingreso a la curación paso a tener un coste inasumible para muchas la mayor parte de la sociedad (el ingreso a estas academias se encontraba contraindicado a las mujeres), la patología y su curación se mercantilizaron. Se perdió además de esto el control sobre nuestra salud; pasamos a consumir medicamentos de quienes no conocemos su composición y efectos sobre nuestras características físicas, de costes superiores y que en no escasas oportunidades se demostraron ineficaces, si no claramente peligrosos (como en la situacion de la talidomida, fármaco recetado para calmar las náuseas de los primeros meses de embarazo, que causaron a los fetos gravísimas malformaciones genéticas). “A lo largo de los primeros meses de embarazo, las náuseas eran horribles, devolvía de forma continua, hasta el fragancia del pan recién hecho me hacía devolver. La ginecóloga me recetó un fármaco para achicar las náuseas, pero tras leer el prospecto, renuncié de tomarlas; recordaba a varias personas perjudicadas por la talidomida que había visto, y pensaba en mi absoluta falta de conocimiento y control sobre las secuelas que algún fármaco, si bien fuera recetado por una doctora, podía tener sobre mi pequeña. Proseguí soportando estoicamente las náuseas; una señora mayor, medium, a la que acostumbraba a conocer, y que me había manifestado al principio del embarazo que la hija que aguardaba me asistiría bastante en la vida, me aconsejó que, para calmar las náuseas, me tomara una copa de cava. Tampoco me atreví. En este momento sé que hay distintas plantas medicinales que calman algo tan frecuente como son las náuseas en el embarazo. Mi hija nació a inicios de 1994.” F.A. Ahora en el siglo XIII, y más allá de la oposición de la iglesia, para la que el planeta es un valle de lágrimas –más que nada para los mucho más desfavorecidos– y minimizaban el padecimiento, la patología y la desaparición, comienzan a construirse las academias de medicina; la posterior caza de las sanadoras, acusadas de brujería, fue distanciando a las mujeres de la curación que habían practicado comúnmente. Su entender quedó achicado en el campo de la superstición y el médico quedó como único poseedor legal de la aptitud de sanar. Por qué razón charlamos de crueldad Charlamos de crueldad pues la medicina, desposeídas las mujeres de su oportunidad de curarse, asimismo les usurpó el ingreso a la curación. Los estudios médicos se centraron en los síntomas y nosologías de los hombres de ciertas especificaciones, obviando la sintomatología de las mujeres. El corte de género en la medicina se refiere a la carencia de investigación y diagnóstico distinguido entre hombres y mujeres, como demanda la Dra. Carmen Valls; desde la descripción de los síntomas del infarto, referido solo a los síntomas que se dan al hombre y que son diferentes a los que se dan a la mujer, hasta muy últimamente los ensayos clínicos de las vacunas contra la COVID-19, con menor representación femenina en sus ensayos. Debemos tomar en consideración que el sexismo no se genera solo en el campo de la medicina: la arquitectura y el urbanismo, disciplinas ejercidas más que nada por hombres a lo largo de un buen tiempo, conciben y diseñan una localidad concebida para un usuario masculino, de edad media, buen nivel económico y poseedor de turismo. No solo las mujeres, sino más bien asimismo personas de edad, atacables, con movilidad achicada y pocos medios económicos, quedan fuera de los diseños teóricos de la región (bancos en los parques sin respaldo, bastante altos, separados entre sí, genuinas barreras para la socialización o el reposo). En «Urbanismo feminista», el colectivo catalán Punt 6 tiene como punto de inicio esta idea: «El modelo urbano responde eminentemente a las vivencias y pretensiones de un sujeto masculino ahora la explotación económica». El sexismo científico que establece cada rincón de la vida humana comporta adversidades en especial para las mujeres que se repercuta en su salud física y mental asimismo. ¿Cuántas mujeres han fallecido de infarto pues sus síntomas no se corresponden con los que experimenta el hombre (el popular mal en el brazo izquierdo no se da tanto en las mujeres, que perciben el inminente infarto de una manera mucho más vaga, de malestar general, que puede tener relaciones con la presunta inclinación de la mujer a padecer depresiones y dolores de origen sensible). Como asegura la doctora Carmen Valls, que contempla su actividad terapéutica con visión de género, hay una inclinación a medicalizar con psicofármacos mujeres que asisten a la atención principal con síntomas que acostumbran a atribuirse a causas sicológicas. En 1963 Betty Friedan escribió “La mística de la feminidad”. En su libro, la autora expuso el inconveniente de la ansiedad que, de manera “incomprensible”, manifestaban muchas mujeres de clase media en USA. Mujeres perfectas en las cocinas bien pertrechadas de sus agradables viviendas, que preparaban los desayunos, llevaban a los pequeños al instituto en vehículo, adquirían y cocinaban, empleaban los nuevos electrodomésticos, arreglaban el jardín, ahora ocasiones tomaban bastante alcohol y charlaban con sus amigas «el inconveniente que no posee nombre», mientras que sus maridos pasaban el día en la oficina. Alcoholismo y depresión fue el valor que muchas mujeres pagaron por su cómoda vida de perfectas mujeres casadas. El ángel del hogar de España del siglo XIX. “Me desperté una noche con la sensación de que había ocurrido algo horrible. Mi compañero dormía a mi lado. Fui a la habitación de mi bebé de 4 meses; dormía plácidamente. Esta fue la primera noche de los cinco años que padecí crisis de ansiedad; el doctor me definió los síntomas como de «muerte inminente», y verdaderamente o sea lo que sentía. Fui al psiquiatra y me recetó antidepresivos. “Deberás tomarlos siempre y en todo momento, si deseas realizar una vida habitual”: este fue el horrible diagnóstico. Al poco dejé de tomarlos pues con ellos no era yo. Me impuse una enorme especialidad, y de a poco las crisis se fueron apartando y terminaron desapareciendo. Yo jamás había tenido depresiones. En el momento en que mi hija nació, me sentí de enorme manera feliz y «efectuada». Mi compañero trabajaba por la mañana y estudiaba por la tarde; en el momento en que mi hija despertaba de madrugada, me alzaba a hacerle mamar tratando no despertarle, por el hecho de que se encontraba siempre y en todo momento agotado. Estábamos justos de dinero y vivíamos en una tercera planta, en una vivienda sin ascensor. Yo había tenido a mi hija con 39 años. Años después comprendí que había sufrido una crisis de agotamiento. Le pregunté a mi compañero: “en el momento en que comencé con las crisis, ¿qué hicieron los médicos?: recetarte calmantes, me respondió. ¿Y tú qué hiciste?, agregué: te llevaba a emergencias en el momento en que te vendía la crisis”. Pero mi día a día proseguía siendo lo mismo: reposar poco, cuidar de la pequeña, procurar que mi compañero estuviese relajado y descansado, adecentar la vivienda, desarrollar menús sanos y diversos con el poco presupuesto que tenía, etcétera.” A.M. El pensador francés Michel Onfray escribió el libro “El postanarquismo contado a mi abuela”. Hablamos de una oración frecuente (explícalo a fin de que lo comprenda tu abuela) y una manera de expresar la presunta falta de conocimiento y aptitud de las mujeres, y más que nada de las mujeres mayores. Lo relacionado con la mujer puede ser risible y menospreciado: la regla, la menopausia, procesos comunes que acompañan a la mujer a lo largo de varios años de su historia, son tratados como algo poco natural, aun negativo (está inquieto pues tiene la regla ;las mujeres, en el momento en que les llega la menopausia, entran en depresión) y en general medicalizado. En 2014, la ONU cuestionaba y condenaba algunos métodos comunes a las prácticas obstétricas. En 2019, la OMS reconoció el término “crueldad obstétrica”, que abarca la mala práctica en el embarazo y el parto. Un par de años después, este término fue rechazado por el Consejo General de Institutos Oficiales de Médicos, exponiendo la predominación de este organismo, la resistencia a reconsiderar protocolos y actuaciones equivocados y, por consiguiente, la contrariedad de un enfrentamiento serio y unas proposiciones dirigidas a eludir algunas violencias que se generan a lo largo del embarazo y el parto. Este tema se tratará en el producto 4º. En el campo de la práctica médica el corporativismo actúa como una barrera prácticamente infranqueable. En un producto del 24 de noviembre de 2021, “Crueldad institucional negada, crueldad legitimada”, la psiquiatra Miriam Selfa Carranza, la antropóloga Diana Arce y la sicóloga Itxaso Gardoki aseguran que la crueldad obstétrica, la crueldad siquiátrica, la crueldad hacia las denunciantes de abuso en el régimen de inferiores, o en los centros de internamiento de migrantes, etcétera., existe, como crueldad institucional, jerárquica, no por la parte de los trabajadores directos, que tienen la posibilidad de padecer la presión de la institución que quiere cuestionar: “ … la gente que nombran la crueldad (desde el papel de víctima o por conflicto con el ejercicio violento) son nombradas agresoras, mientras que ponen en duda la jerarquía y hacen tambalear la seguridad del sistema…”. (Audre Lorde). Finalmente, un caso paradigmático del corte de género en la medicina es la fibromialgia, solo conocida como nosología por la OMS desde 1992, y considerada a lo largo de un buen tiempo como una “somatización” de causas de tipo psicológico. La mayor parte de la gente que lo sufren son mujeres. Esa usurpación y esta crueldad contra las mujeres han marcado entre los episodios mucho más negros de nuestra historia; la caza de brujas, que provocó la desaparición de cientos de mujeres, y la aparición de la figura del médico, que usurpó el comprender de las sanadoras y las separó del ejercicio de la curación. fuentes: Ana Arambilet / Jineoloji.org https://www.kurdistanamericalatina.org/mujer-y-medicina-una-historia-de-usurpacion-y-crueldad-parte-1/ [email protected] . -Parte II- Brujas y médicos. La caza de brujas y la apropiación de la medicina Autora: Ana Arambilet Bruixa: Diccionario de la lengua de españa. 2. Ave nocturna, 3. Mujer que, en opinión vulgar, tiene un pacto con el demonio… 4. Mujer vieja y fea. Antes de cumplir los 60 años decidí dejar de teñirme el pelo. Deseaba ver lo verdadero que era el color. A lo largo de unos meses vi de qué forma las canas se iban abriendo paso entre el color castaño de mis pelos teñidos. Entonces pude gozar de mi nuevo aspecto, una media melena entre blanco y gris, rizada de manera natural. Un día, en un cine club, comentando sobre el paso de los años, el coordinador manifestó: las ancianas tienen mucho más presión sobre su apariencia físico; por servirnos de un ejemplo, las canas les dan un aspecto descuidado. T.M Legitimación de la caza de brujas En 1484 el Papa Inocencio VIII afirma de manera oficial la creencia de la iglesia católica en la presencia de las brujas (creencia declarada hasta la actualidad como herejía), en su Bula “Summis desiderantes affectibus” . En 1487 se publica en Alemania el “Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas) de los monjes dominicos y también inquisidores Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, libro que inspira una campaña de caza de brujas que provocó innumerables muertes -más que nada de mujeres- en Europa, entre los siglos XV al XVIII En el Malleus se establecían las “pruebas” de la presencia de la brujería, se describían sus maneras de accionar y manifestarse, y de qué manera advertir y hallar la confesión de las brujas a través de la tortura, práctica frecuente desde hace tiempo para hallar las confesiones de los acusados de diferentes delitos. En Malleus se muestra, entre otras sentencias, que las hijas de las brujas son sospechosas de imitación de los crímenes de sus mamás, esto es, que toda la generación está inficionada, o que las que practican en la mayoría de los casos la brujería son mujeres , ya que son formadas de forma deficiente de una costilla curva de Adam. Malleus estableció un imaginario de fisuras, misas negras, conjuros… bien acogido por la creencia habitual. Goya, entre otros muchos, representó a los akelarres de brujas y hechiceros cerca de la siniestra imagen del demonio, el macho cabrío. En el libro “Las brujas y su planeta”, el antropólogo Julio Costoso Baroja manifiesta que la información que se tiene de la hechicería es mucho más abundante del lado de lo que se cree encantado, que del lado de lo que se cree a sí hechicera. Entonces, ¿quién define a la hechicera? Y más que nada, a quien le interesaba infundir el miedo a las brujas, hasta el punto de producir una opresiva atmósfera contra ellas, llena de demandas anónimas y peticiones de su supresión. Medites sobre el porqué de la caza de brujas 1) Misoginia Hay una tradición ancestral de misoginia y desprecio, o miedo, hacia las mujeres. Los contenidos escritos de Aristóteles -pensador heleno de referencia para el pensamiento occidental- fueron fuente de inspiración para toda teoría sobre la inferioridad natural de las mujeres. Para San Agustín, padre de la iglesia, la mujer no solo era inferior al hombre, sino más bien asimismo fuente de maldad y origen del pecado (Eva). Otro padre de la iglesia, Tertuliano (150-230) en el libro 1, capítulo 1 de su libro “De cultu feminarum”, escribía: “Mujer, deberías ir siempre y en todo momento de luto, estar cubierta de arrapos y entregada en la penitencia, a para abonar la carencia de haber perdido el género humano”. Y una oración matinal judía afirmaba: “Alabado sea el señor, rey del cosmos, por no haberme hecho mujer”.
Pero la misoginia existía desde hacía siglos, y la creencia en la presencia de la hechicería se remonta a la antigüedad; por consiguiente, ¿qué otros fundamentos pusieron en marcha la caza de brujas desde finales del XV? 2) Cuestiones económicas La mayor parte de las acusadas, perseguidas y ajusticiadas por brujería eran mujeres, y muchas mujeres mayores. En los siglos medievales, y en varias zonas de Europa, las mujeres eran dueñas de tierras, y de un patrimonio heredado de sus cónyuges en la situacion de las viudas, que podían ser fideicomisarias de los recursos del marido mientras que no volviesen a casarse. Usando el ámbito de crispación que la caza de brujas había ido creando, no es improbable que la acusación de brujería se utilizara, por la parte de los familiares, para desvestir a ciertas mujeres de su patrimonio. La caza de brujas no tuvo exactamente la misma intensidad en todos y cada uno de los territorios, y si bien la opresión y la persecución afectó a mucho más mujeres mayores, solteras o viudas, por norma general campesinas y de pocos elementos, como asegura la historiadora Isabel Pérez Molina desde las páginas del Centro de Investigación en Estudios de las Mujeres Duoda: “cualquier mujer que disfrutase de cualquier clase de independencia era proclive a ser considerada hechicera… Según Mary Daly (Filósofa y Teóloga feminista 1928-2010), en la narración de las brujas y de la caza de brujas asimismo hay que tener en consideración la presencia de restos de lo que ella llama «Vieja Religión», prepatriarcal y precristiana, de adoración a la Diosa y que sería mantenida por las mujeres. La Diosa evoca la presencia femenina en la sociedad, la mujer fuerte, sin dependencia y sabia, que se procurará eliminar con la caza de brujas, desmembrando y matando a la Diosa”. Silvia Federici, en libros como “Calibán y la hechicera”, y en el “Primer acercamiento feminista sobre la narración de la caza de brujas”, conmemorada en Iruña en el mes de marzo de 2019, muestra una atrayente teoría, al relacionar la caza de brujas con el primer capitalismo. Yendo alén de Marx y su examen de la acumulación que deja el avance de la sociedad capitalista, Federici resalta puntos que no se contemplan en los análisis de Marx, como el acatamiento del trabajo femenino, la función reproductiva de la mujer para la reproducción de la fuerza de trabajo que precisa la economía capitalista, y la consiguiente exclusión de las mujeres del trabajo empleado y de la propiedad. En la crisis del feudalismo, las mujeres, opuestas al orden predeterminado, representan y desarrollan métodos de vida comunal, contra los que lucharon señores, mercaderes y la alta jerarquía eclesiástica. Basándose en los estudios de Tuestas Elias y A.Vassberg, los historiados M.K nos hacen llegar el próximo resumen: “Hubo distintas asaltos a la propiedad comunal, caracteristica de la sociedad medieval: muchas tierras comunales se perdieron, en la región de Castilla, por la presión fiscal que ejercitaba la Monarquía Hispánica para sostener el Imperio (siglos XVI al XIX). Las desamortizaciones del Estado liberal (s.XIX) brindaron golpe de felicidad a este desarrollo de expropiación. Otra práctica que se empleó para terminar con las tierras comunales, fueron los cerrados y la usurpación de montañas, baldíos, salidos, etcétera… hasta el momento características comunales. La presión demográfica alentada por el incremento de población en el siglo XVI, después de las crisis de los siglos XIV y XV, hace la expansión de las ubicaciones de cultivo y el traspaso de las características comunales a manos de campesinos ricos.” 3) Dominación de la mujer como productora de mano de obra Había que disciplinar a la mujer en un instante de cambio económico y popular hacia el capitalismo. Se genera en Inglaterra el fenómeno de los cerramientos de tierras, y en muchas partes, la usurpación de las tierras de lo común, tierras que pertenecían a los pueblos, como ahora comentamos. Se desarticulan las relaciones comunales, propias de la edad media, en las que las mujeres jugaban un papel esencial, y se establecen los nuevos permisos al servicio del sistema capitalista; en estos permisos, la mujer por el momento no es dueña, o sanadora, o integrante activo de la red social, sino está encerrada en el campo privado del hogar, encargada de la producción y precaución a través de obra indispensable para la sociedad capitalista. El capitalismo ve el nacimiento de la mujer sumisa, domada, el ángel de casa, productora de mano de obra para el trabajo empleado. Esta obligación de reproducirse piensa una crueldad contra el cuerpo de las mujeres, transformadas en máquinas de proveer a trabajadores; la anciana que asistía a alumbrar, y asimismo a abortar, debe ocultar; el aborto y el infanticidio, acusaciones con las que se encaraban las brujas frecuentemente, son errores capitales. La misoginia clásico y la caza de brujas cooperaron con esta política de disciplinar a las mujeres, llevada a cabo por la iglesia y los poderes civiles, pero no sin resistencia por la parte de las mujeres: se conoce como “La demanda de las mujeres” el enfrentamiento que se causó desde finales del XIV hasta el XVIII, y en el que mujeres literatas y académicas defendieron la aptitud intelectual de las mujeres, provocando un abundante material escrito. Desde Christine de Pizan (La localidad de las damas, 1405), a Olimpo de Gouges (que participó activamente en la Revolución francesa y escribió “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana”, al notar que las mujeres quedaban excluidas de la Declaración de los derechos de los ciudadanos fue guillotinada en 1791, ya que ser guillotinada era entre los pocos derechos recurrentes que tuvieron hombres y mujeres), o Mary Wollstonecrat (Vindicación de los derechos de la mujer, 1897). Secuelas de la caza de brujas a) La mujer es alejada de la curación, dejando el sendero libre al hombre médico. La caza de brujas supuso que las mujeres fuesen alejadas de sus prácticas médicas, lo que significó un ataque a una concepción holística de la naturaleza de horribles secuelas. Otra consecuencia de la caza de hechicera y del eliminado de sus memorias como sanadoras, es la percepción que en la actualidad se tiene en lo que se refiere al empleo de las plantas medicinales. La medicina actualizada hizo ocultar estas tradiciones a fin de que la química se imponga. Aún actualmente emplear plantas u otros remedios naturales para curarse es cosa de brujas en el sentido irónico de la palabra, obviando de este modo el sentido empírico del empleo de las plantas y la medicina clásica. A.B. b) Desaparece la vida comunal medieval en beneficio del principiante capitalismo. c) Asesinato en masa femenino. El número de personas ajusticiadas, prácticamente todas mujeres y de clases populares, cambia según las fuentes, y esta persecución y asesinato en masa no fué conocida ni investigada como se merece en los países en los que se causó. Parece ser, solo en Europa hubo 400.000 encausadas, un 25% al final ajusticiadas. De Zugarramurdi a Salem La caza de brujas se extendió principalmente de 1450 a 1750, pero con mayor intensidad entre 1550 y 1650. Aparte de las causas que hemos apuntado, hay que tomar en consideración asimismo el contexto histórico de estos años: peste negra entre 1347 y 1353 (que diezmó la población europea), la revolución de Lutero (1519) que provocó el cisma del catolicismo, el paso de la sociedad feudal a la capitalista… La base de las demandas es la delación, entre vecinos y aun entre familiares, lo que ayuda a disponer la desconfianza y romper las relaciones de la red social. Un análisis de la facultad de Ginebra de 2019, estableció que entre 1580 y 1640 hubo, en Europa, 110.000 juicios de brujería, con unas 70.000 sentencias de muerte, el 75% mujeres, la mayor parte mujeres mayores, solas y de baja extracción popular. Las situaciones fueron mucho más superiores en Europa Central que en Europa Mediterránea, y si bien de entrada fue la inquisición la que trajo estos procesos, más tarde fueron reemplazados por tribunales civiles, aun mucho más atroces que los tribunales eclesiásticos. Los procesos de Zugarramurdi y Salem son, en los incontables procesos que se generaron, los mucho más populares popularmente. Arthur Miller escribió la novela “El crisol”, amoldada después al cine, sobre lo que ocurrió en Salem a fines del siglo XVII. Por lo relacionado a Zugarramurdi, el antropólogo y también historiador Julio Costoso Baroja, dedicó una parte de su obra al desarrollo de Zugarramurdi; tristemente, este dramático hecho no ha contado con exactamente el mismo régimen cinematográfico que Salem, y en 2013 se estrenó la película “La brujas de Zugarramurdi”, que usa el hecho para realizar un razonamiento que no posee ningún punto de contacto con el desarrollo real (salvo el nombre), que llevó a la desaparición a bastante gente y que sumió a esta región de Navarra al horror. En el momento en que llegué a Zugarramurdi me llamó la atención lo pequeño, unos 220 pobladores. Es una ciudad cercada de las montañas verdes de Euskalerria. En esta pequeña y bonita ciudad se festejó hace 400 años el desarrollo de caza de brujas mucho más sonado de España, a lo largo del como 11 personas de la ciudad fueron condenadas y quemadas en la hoguera. Zugarramurdi, hoy en día, sostiene el recuerdo de los hechos. En el final de una calle de piedra está el Sorginak Muzeoa (Museo de las brujas). La primera planta está dedicada al desarrollo de Zugarramurdi, con los nombres de las mucho más de 40 personas del pequeño pueblo que fueron juzgadas, 11 condenadas a la hoguera; a el resto se les disculpó la vida pero fueron condenadas a diferentes castigos, como la galera, el destierro, o llevar para toda la vida el sambenito (una suerte de traje con apariencia de saco que tiene distintas símbolos en referencia al delito que has cometido) . Entre estas personas, la franja de edad iba desde los 12 años hasta mucho más de 80; naturalmente en la mayoría de los casos mujeres, pero asimismo hombres. En la primera planta del museo se enseña detalladamente la narración de este desarrollo, que fue más tarde anulado -merced a la intervención del inquisidor Alonso de Salazar y Frías- algo que no devolvió la vida a la gente ajusticiadas o castigadas, ni ha podido eliminar el horror vivido a lo largo del desarrollo. Se instituyó la ley del perdón y el silencio, por el que a lo largo de 400 años absolutamente nadie charló ni supo de lo ocurrido, hasta hace solamente 40 años. La segunda planta del museo está dedicada, por una parte, a la mitología vasca, que toma sus raíces del paleolítico y donde la figura primordial es la Diosa Mari, y por otra, al etchekoandro (la mujer de casa ) donde se enseña el esencial papel de la mujer vasca en la familia-hogar. Al escapar del museo nos vamos a las grutas de Zugarramurdi. Era una sensación extrañísima y profunda al meditar que hace múltiples siglos la multitud del pueblo se juntaban allí y en el prado que hay a su lado, a festejar la vida y la red social, sosteniendo vivos los saberes y valores mucho más viejos de humano, en unos encuentros que pasaron a ser populares como akelarre (prado del macho cabrío) con lo que, tanto en Zugarramurdi como en muchas otras partes, fueron acusadas de tener relaciones con el demonio, asesinadas y torturadas de muy dispares métodos, miles de personas, singularmente mujeres. Tras todo lo mencionado, quedamos con una mujer, del pueblo de siempre, que era de la primera generación que hace 40 años comenzó a comprender de la crónica de las brujas de Zugarramurdi, y pudimos oír de viva voz de qué manera va ser toda la historia y el desarrollo de la inquisición en ese pueblo. En este momento luchan por dejar de reproducir a las brujas con la imagen de mujeres viejas y feas, nariz grande, escoba en mano y gorro puntiagudo, puesto que “nuestra gente no era de esta forma”. Nos comenta asimismo de qué manera de las 11 personas condenadas a la hoguera, diez no habían confesado. De haberlo hecho, indudablemente hubiesen podido huír de la hoguera (se confesaba bajo tortura), como el resto, pero su integridad las sostuvo valientes y no llegaron a confesarse. (D.T) En Salem, Massachusetts, en 1692 se inició un desarrollo contra múltiples mujeres acusadas de brujería. En un complejo caso iniciado por unas pequeñas que aseguraron estar poseídas, y en un ámbito de temor y superstición alimentados por los sermones de algún ministro puritano, fueron juzgadas prácticamente 50 personas, de las que, 19 fueron ejecutadas, y otras fallecieron en prisión, lograron escapar o fueron al final perdonadas; un hombre, Giles Corey, marido de Martha Corey (ajusticiada), fue torturado hasta la desaparición. Martha Corey tenía 72 años. Lógicamente, no hay pruebas de aquello de lo que acusaban a las brujas: vuelos sobre escobas voladoras, aquelarres, poderes expepcionales (que no las libraron de la tortura y la hoguera). En los últimos tiempos se ha producido, por la parte de las mujeres, una reivindicación de la figura de las brujas y su carácter sin dependencia; actualmente es frecuente ver mujeres mayores que no se tiñen el pelo y lucen sus canas, sin estimar rejuvenecer su apariencia con pelos tintados. Este mes de enero, el Parlament de Catalunya ha aprobado una iniciativa de resolución reconociendo a las brujas como víctimas de una persecución misógina, un paso para admitir y arreglar institucionalmente la memoria de las una cantidad enorme de mujeres acusadas de brujería. El Eliminado de las mujeres La aportación de la mujeres fué borrada de la historia, un relato encorsetado en libros escritos por hombres, y que eliminaron la presencia y aportación de las mujeres al complejo espacio del devenir humano. La historia es un relato, y el que recibimos tiene un profundo corte que ha primado el relato de los hombres que han detentado el poder; ni mujeres, ni pequeñas, ni clases bajas, ni personas con otras habilidades o con otras forma de interpretar lo que nos circunda tuvieron una presencia en el relato histórico. De la historia han desaparecido las mujeres pintoras, las científicas, las sanadoras… La situacion de las pintoras es emblemático del eliminado de mujeres; por poner 2 ejemplos, Judith Leyster (s. XVII), acólita de Franz Hals, no aparecía en las enciclopedias sobre pintores, y sus cuadros se atribuían a su profesor. Asimismo es lamentable la situacion de la enorme pintora Artemisia Gentileschi, violada por su profesor (s. XVII). En sus cuadros, como en “Judit decapitando a Holofernes”, Artemisia refleja su fuerza como mujer y artista. Las mujeres, comúnmente, han curado, cocinado, elaborado la ropa de la familia; Esos años fueron durísimos, mi familia había migrado a Barcelona, por el hecho de que en el pueblo se morían de apetito. En esos fríos días de la posguerra, mi madre fregaba los portales de las viviendas de la región alta de Barcelona. Yo debía llevar a cabo la comunión, con las otras pequeñas de mi clase, pero no había dinero para adquirirme el vestido. Mi madre, entonces, usó la lona de una paraguas para hacerme una faldita, abullonada, y completó el vestido de comunión con una blusa blanca, para la que usó un trozo de sábana. Yo iba un tanto abochornada, pero mi vestido no deslucía en el conjunto de pequeñas con las que hice mi primera comunión, en la España gris de la posguerra. C.V. En un cierto instante, estas acciones que la mujer hizo desde hace tiempo en el campo mucho más próximo -familia, aldea- de forma creativa y en general asimismo gratis, se profesionalizan y mercantilizan y son usurpadas por los hombres; se muestran entonces los médicos, los chefs de alta cocina, sastres y diseñadores, mediáticos y con altas remuneraciones. La caza de brujas fue un hecho largo y complejo, en el espacio y el tiempo, y en verdad continua en ciertos países. Aquí nos hemos con limite a ofrecer ciertas pinceladas sobre este desarrollo. La apropiación de la medicina La misoginia en la ciencia y la aparición de la figura institucional del médico en el contexto del avance del capitalismo y la pérdida de la vida comunal, mercantiliza la medicina y transforma los cuerpos no elitistas en campo de experimentación. La profesión médica se impone sobre la vieja práctica de la curación, practicada esencialmente por mujeres. Al implantarse la medicina como profesión, se pide una titulación de la que estaban excluidas las mujeres- que tenían contraindicado entrar a las universidades- con lo que las prácticas curativas de ellas se piensan ilegales. A principios del siglo XV los médicos tienen ahora el monopolio de la práctica de la medicina -excepto la obstetricia; a las mujeres les quedó una sola oportunidad en el ejercicio de la medicina: la enfermería, creándose el dúo especial de hombre médico y mujer enfermera. La medicina es un poder, los expertos de la medicina se ubican en lo mucho más prominente de las profesiones, al tener en sus manos algo tan esencial como la salud de la gente. La caza de brujas fue una enorme aliada de la medicina patriarcal contra la clásico. No obstante, sigue la herencia del conocimiento de las mujeres a otras mujeres, y se prosiguen usando varios preparados sanadores populares desde hace tiempo. Con la ciencia actualizada, a lo largo de tiempo, la medicina de las plantas queda apartada al campo de los pobres, de la multitud que no tenía elementos para entrar a la medicina actualizada, en el momento en que no era tan alcanzable como actualmente. Por ser “de pobres”, la multitud generalmente renegaba de esta medicina. A lo largo de la Guerra Civil, eran la gente sin elementos las que usaban las plantas medicinales, en tanto que no tenían otra solución. Pero de un tiempo a esta parte, el panorama está mudando, y frente al fracaso de la ciencia, que no puede ofrecer contestación a varias cosas, y cuyos intereses son evidentes, se está generando una legitimación bastante general de toda esta medicina de las plantas. M.K. Nancy Molina Boscán y Nidian Molina Boscán, en “La misoginia en la construcción del alegato científico en la temporada tradicional” resaltan ejemplos de resistencia de las mujeres en el campo de la medicina: por poner un ejemplo, entre 1840 y 1880 aparece en EEUU el Movimiento Habitual para la Salud, impulsado y reforzado por el movimiento feminista y el movimiento obrero, que supuso un ataque de adelante contra la medicina elitista y una reivindicación de la clásico. Del mismo modo, el movimiento feminista centra su atención en la salud de la mujer, y brotan Sociedades Fisiológicas Femeninas, que dan a las mujeres entendimientos básicos para proteger y prosperar su salud. La medicina de la modernidad capitalista usurpa el entender holístico de las mujeres y compartimenta el cuerpo humano en áreas separadas de diagnóstico y régimen. El abuso de los fármacos fabricados con substancias químicas, o los tratamientos concretos para una dolencia específica que olvida los efectos en el resto del organismo, contrasta con una visión holística de la salud, y la restauración de los remedios caseros que conocieron y usaron nuestras antepasadas. Próximo producto: La visión holística de la mujer respecto a la salud y la curación. Remedios caseros vs industria farmacéutica. Referencias y bibliografía – Las brujas y su planeta. Julio Costoso Baroja (1961) – Calibán y la hechicera. Silvia Federici (2004) – Brujas, comadronas y enfermeras. Una historia de sanadoras. Barbase Ehrenreich, Deirdre English (1973) – La misoginia en la construcción del alegato científico en la temporada tradicional. Nancy Molina Boscán y Nidian Molina Boscán. – Notas sobre la enfermería. Florence Nightingale. fuente: Ana Arambilet / Jineoloji.org https://www.kurdistanamericalatina.org/mujer-y-medicina-una-historia-de-usurpacion-y-crueldad-parte-1/ https://jineoloji.org/es/mujer-y-medicina-parte-ii-brujas-y-medicos-la-caza-de-brujas-y-la-apropiacion-de-la-medicina/ [email protected] . . tambièn editado y en difusiòn desde https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2022/06/06/mujer-y-medicina-una-historia-de-usurpacion-y-crueldad-partes-i-y-ii/