
Cuando cuidas a alguien que tiene la enfermedad de Alzheimer o demencia, tienes que vivir el momento. Tienes que aprender que la forma en que una vez pensaste sobre las cosas ya no es relevante.
No sirve de nada recordarle constantemente a alguien qué es lo que está olvidando. No pueden comprenderlo y solo conduce a más confusión, frustración y sentimientos heridos.
Imagina si alguien te criticara constantemente por lo que estás haciendo. Te enfadarías bastante. Ellos no están olvidando. El problema es que su cerebro nunca registró la información en primer lugar.
Sería como publicar un artículo en blanco y luego preguntar de qué se trata. ¿Podrías hacer eso? Por supuesto que no, y tampoco una persona con Alzheimer puede recordar que acaba de comer hace 15 minutos.
La parte del cerebro que registra la nueva información y decide dónde debe almacenarse ya no funciona, por lo que no tiene adónde ir. Literalmente me entra por un oído y me sale por el otro.
El Alzheimer comienza con la parte más importante del cerebro, el hipocampo, y lo arrasa por completo. A partir de ahí, lenta y meticulosamente comienza a borrar cada parte del cerebro. Esto continúa hasta que el cerebro ya no puede decirle al corazón que lata o a los pulmones que respiren.
Ese es un pensamiento aterrador, ¿no? Podría compararlo con un virus en la computadora, borra lentamente cada documento, cada imagen, luego pasa a los programas y finalmente al disco duro.
Es un diagnóstico aterrador no solo para el paciente sino para toda la familia. Si eres como yo y estás en la posición de cuidador, es especialmente difícil. Has sido el niño toda tu vida y de repente te ves empujado al papel de padre.
Puede volverse confuso para ambos. Es una línea difícil de cruzar y cuando sus padres no se dan cuenta de que están teniendo problemas (incluso eso se debe a la enfermedad de Alzheimer) puede hacerlo aún más difícil. No solo estás luchando por criar a tus padres, sino que ellos también luchan por sentirse como un niño.
Poco a poco estoy descubriendo que la mejor manera de combatir esto es tomar las cosas día a día. Algunos días son un caos total y otros son un deslizamiento lento y suave. Nunca le hablo a mamá como si fuera una niña. Siempre la trato con el respeto que se merece.
Me frustro y me enfado como cualquier otro cuidador del mundo, pero el truco es no mostrarlo. Me he convertido en una gran actriz en los últimos años. Lo más importante de todo es SIEMPRE mostrar su amor.
Dejamos que sus necesidades manejen nuestro horario y eso está bien para nosotros. Tengo suerte de poder hacer este trabajo. ¡Sé que suena loco, ¿verdad?!
No podría soportar que un extraño cuide de mi mamá, no mientras pueda hacerlo. Las cosas pueden cambiar en etapas posteriores, aunque espero que no, ya que continuaré cuidándola mientras pueda mantenerla sana y segura.
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