Chamanismo: ¿una alternativa a la medicina moderna?

Internet, la televisión y otras fuentes de noticias están haciendo sonar la alarma anunciando nuevos protocolos para el tratamiento de enfermedades. Estas enfermedades van desde el Alzheimer, el cáncer, la diabetes, la esclerosis múltiple hasta el Parkinson. Dentro de este grito hay una condena cercana a los productos farmacéuticos y elogios por otros enfoques. La intención aquí no es enumerar estos enfoques o discutirlos específicamente a todos. Uno entre los muchos requiere atención.

Hay una proliferación de curanderos y practicantes chamánicos dentro de los Estados Unidos. Abundan las docenas de organizaciones que ofrecen asesoramiento, membresía, seminarios y certificación. Una mina de oro abultada ilumina el horizonte de posibles candidatos a la sanación.

En este punto, es útil definir el chamanismo. No hay necesidad de rastrear la historia etimológica de la palabra. El chamanismo no es un culto ni es una religión, aunque hay abundante evidencia que sugiere la creencia en un poder divino que circunnavega el universo. El chamanismo es una forma antigua de curación. Un chamán, a pesar de algunos intentos de etiquetarlos como sacerdotes, es simplemente un curandero, es decir, alguien que conoce remedios para ciertos problemas físicos.

Uno de varios marcadores significativos que distinguen a un chamán de un médico es el reconocimiento de que la enfermedad puede no ser solo física, sino emocional. Tratar al paciente en su totalidad es un enfoque de 40 000 años de antigüedad que se está imponiendo en el siglo XXI. Otra diferencia entre un chamán y un médico moderno es la división de la realidad en tres reinos: superior, medio e inferior. Y eso lleva a una tercera diferencia: un chamán usa guías espirituales cuando trata a un cliente.

El chamán tiene un amplio conocimiento de las hierbas; mientras que el médico moderno tiene una profundidad en qué medicamentos usar. El chamán está basado en la naturaleza y lo más probable es que el médico esté hecho por el hombre con una base química. Hay un movimiento sólido para hacer más «drogas» de base natural, lo que desde algunos sectores es digno de elogio.

Una cuestión fundamental surge de un anuncio hábilmente vestido o de testimonios que elogian la maravillosa maravilla de la curación chamánica. Siempre que un practicante proponga una «cura», sea muy cauteloso. Si tiene dolor en el costado, es posible que un chamán no sepa que se trata de apendicitis, indigestión, obstrucción intestinal o cáncer. Aceptar la curación chamánica como alternativa a la medicina moderna es un grave error. Y no se pretende hacer ningún juego de palabras.

La alternativa deja mal sabor. Implica que hay una mejor manera y que puede no ser el caso. La medicina de apoyo e interrogativa sugiere un tratamiento junto con las prácticas médicas actuales.

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