a) Bocio por hipertiroidismo, en que el tiroides funciona en exceso enviando una cantidad desmesurada de hormonas a los tejidos. Su causa es desconocida. La variedad clásica de bocio hipertiroideo tóxico recibe diversos nombres según los médicos alemán, inglés, irlandés e italiano que la estudiaron: de Basedow, de Graves, de Parry y de Flajani, respectivamente. Llámase también bocio exoftálmico por la protusión característica de los ojos. En otra variedad el bocio es difuso, blando y simétrico, aunque se aguanta si se administra yodo al paciente. Otros síntomas son taquicardia (ritmo cardíaco acelerado), temblor de manos, nerviosismo, pérdida de peso, trastornos de la actividad sexual (que pueden llevar a la impotencia en el varón) y diarrea. En otro tipo de bocio por hiperactividad, el adenoma tóxico de la tiroides, el abultamiento que presenta el cuello es asimétrico, duro e irregular y los síntomas se reducen en general a los cardíacos. Existe una prueba que determina con bastante exactitud el grado de hipertiroidismo: la determinación del metabolismo basal (v. Metabolismo basal). Si éste es superior a más de 15 existe hipertiroidismo.
El diagnóstico de los bocios tóxicos debe hacerse con la mayor precocidad posible, ya que de lo contrario se pueden producir daños irreparables al corazón y otros órganos. El tratamiento preferido en la mayoría de los casos es la intervención quirúrgica, aunque los cuidados pre y postoperatorios son delicados; se respeta en la operación una parte del tejido tiroideo que se juzga suficiente para las necesidades del organismo. En casos menos graves se utilizaron métodos incruentos. El yodo se utiliza en forma de diyodotirosina o de solución de lugol. Muy útil es una droga llamada tiouracilo. Algunos casos se benefician de tratamientos por radioterapia. En casos graves inoperables o en recidivas se recurre al yodo radiactivo.
b) Bocio por hipotiroidismo. El más típico es el hipotiroidismo simple o mixedema del adulto. Sus síntomas son exactamente los contrarios del hipertiroidismo: pulso lento, obesidad provocada por infiltración mucoide de los tejidos, estreñimiento, hundimiento de los ojos por engrosamiento de los párpados, lentitud y torpeza de movimientos en contraste con el nerviosismo de los hipertiroideos. El metabolismo basal es bajo (generalmente entre menos 20 y menos 30). Si el hipotiroidismo aparece en la infancia, se producen trastornos en el desarrollo físico y mental de los niños, que pueden curar si se tratan a tiempo. El cretinismo aparece desde el nacimiento en hijos de familias bociosas y habitantes de regiones en las que es endémico. Se trata en general de zonas situadas en altas montañas, aisladas y distantes de la costa. En Europa existen o han existido en el Tirol, Apeninos, Pirineos y Cáucaso; en América en los Andes, Montañas Rocosas y en una región llana (orilla de los Grandes Lagos); en Asia, en el Himalaya y Pamir. Al parecer están libres de esta enfermedad en Japón, África y Australia. Su causa es la falta de yodo en las aguas. Los cretinos manifiestan una verdadera degeneración física y psíquica.
El tratamiento puede ser profiláctico (preventivo) o curativo. Se ha conseguido eliminar focos regionales de bocio añadiendo yodo a la sal de cocina ya las aguas potables. Como terapia curativa se utiliza con buen éxito el polvo de tiroides desecado y la tiroxina.
c) Bocios simples. Son simples – hinchazones del tiroides sin cambios de sus funciones. Aparecen en zonas escasas en yodo. Además de ser casi siempre benignos, suelen desaparecer en la pubertad.