También llamada gonococia o gonorrea, la blenorragia es una enfermedad venérea transmitida casi invariablemente por contagio sexual.
Se debe a un germen llamado Neisseria gonorrhoeae, comúnmente llamado gonococo.
En el hombre, la enfermedad ataca principalmente a la uretra (conducto que sale de la vejiga) ya las vesículas seminales y glándulas prostáticas con las que se relacionan la uretra. La infección puede invadir también la vejiga y el riñón.
En la mujer, la enfermedad ataca generalmente al principio el cérvix o el cuello de la matriz. Los gérmenes pueden extenderse a otras porciones del aparato genital femenino y producir esterilidad por obstrucción de las trompas o conductos que desde el ovario van al útero o matriz.
El periodo de incubación, o tiempo que transcurre entre el contagio y la aparición de los primeros síntomas, es generalmente de tres a cinco días.
Los síntomas varían en las diferentes personas; los más comunes son picor e irritación en el orificio externo de la uretra, micción dolorosa y exudación blanco amarillenta o purulenta que contiene los gérmenes responsables.
El diagnóstico se hace por la investigación microscópica de gonococos en el exudado.
Si la enfermedad no se cura al principio, la infección puede establecerse en la próstata, de donde difícilmente se elimina.
Entre las complicaciones merecen citarse la formación de abscesos, prostatitis crónica, inflamación del epidídimo (parte de los testículos) y formación de cicatrices que constriñen la uretra y dificultan el paso de la orina.
El tratamiento moderno, especialmente en los primeros estadios de la gonococia, se realiza con sulfamidas, penicilina y estreptomicina. Desgraciadamente, algunas cepas de gonococos tienen cierta tendencia a desarrollar resistencia frente a estas drogas, particularmente en los casos crónicos. Entonces, el tratamiento adicional surgió de la naturaleza y localización de las complicaciones.